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“MARAVIARTE”

“MARAVIARTE” Por: Ilberto Rodríguez Adames

“MARAVIARTE”, es el título del conjunto de obras plasmada en una de las paredes de la calle Maraví, en el mismo corazón de la ciudad más antigua de Cuba, Baracoa.
Su autor, el prestigioso plástico Roel Caboverde Llácer, quiso artísticamente dejar plasmadas sus vivencias, reflejadas en las marinas, galleros, trovadores, lavanderas, recogedores de coco, cacao y café, pescadores, piloneras, cortadores de caña, pregoneras y rumberas, entre otros, mezcladas todas con la naturaleza cubana y fundamentalmente de Baracoa, tierra que le vio nacer y donde ha realizado además algunos retratos, entre ellos, el rostro del Ché inmortalizado por Korda.
Este Conjunto tiene 22 metros de largo con 2 de alto, teniendo en cuenta que las obras realizadas se identifican como Murales al fresco, absorben, debido al fondo de concreto en grandes cantidades la pintura utilizada, en este caso aceite y esmalte blanco, vinil blanco, tinta de imprenta, óleo y acrílico de variados colores, que provoca el encarecimiento del trabajo, unido al talento, mano de obra creadora, el diseño y otros insumos; técnicamente la obra en general dentro del precepto del diseño ambiental y urbanístico o sea la obra de arte llevada a espacios abiertos, con un valor calculado en moneda nacional de $ 150 mil pesos y en unos 50 mil dólares.
El convite nos seduce significativo, pues el arte deslumbra, además, cuando se convierte en un acontecimiento histórico cultural, como lo resalta el crítico Rosendo Romero.
Acontece que Roel Caboverde Llácer, modesto y grandilocuente a la vez, nos premia con un mural que fulgura desde lo trascendente. Su estilo que coquetea entre lo avispado y lo sutil, responde al oficio que escogió para ofrendarse eternamente por vías de amor y, sobre todo, de labor.
Acompañado por una fusión de astucias técnicas, el proyecto “Maraviarte” fluye convincente. Aquí, la proporción entre la forma y el contenido, el todo y las partes es sincrónica; la alternancia de los motivos vigoriza la secuencia rítmica irregular del paneo retiniano; el uso del color y sus matices tiene voces fastuosas que llegan hasta la tibia utilidad de la transparencia; la propuesta, aunque mantiene lógicos puntos de énfasis, conserva gran unidad; generalmente el valor y las variaciones tonales están ejecutados en clave media; el dibujo es preciso y se advierte enamorado de una línea que contornea firme las áreas del complejo visual.
La obra es equilibrada y disfruta de una adecuada relación entre la figura y el fondo, en pleno borboteo de continuidad. Se realiza así un trascendental rejuego entre la perspectiva lineal, los elementos atmosféricos y la planimetría que reduce el efecto volumétrico.
Aquí te espera, el afamado pintor baracoense, Roel Caboverde Llácer, en este maravilloso conjunto de obra que se inscribe en la historia de La Primera Villa cubana, la bella Baracoa.

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